COMENTARIO DEL LIBRO: Lolita Lola, Memorias Sonoras de Ex Presas Políticas
Estoy conmovido leyendo Lolita Lola, Memorias Sonoras de Ex Prisioneras Políticas, de la Antropóloga Francisca Cornejo Ulloa, que ha logrado reflejar los usos impuestos por la dictadura a jóvenes idealistas, a quienes, luego de someter a vejámenes y torturas en los recintos del terror y los buques cárcel, eran recluidas en el reformatorio del Buen Pastor, para un proceso de corrección, junto a presas comunes, al alero de Monjas que fueron un instrumento más del fascismo. En ese ambiente opresivo, las mujeres resistieron y la música que les permitían tocar los días de visitas, les permitió escapar y volver a ser niñas, bailando la música canera de las cumbias, pero transportándose a los espacios de libertad y sueños que les fueran arrebatados.
Un logro literario el de la autora, de lograr convertir el dolor de los testimonios recogidos en un manifiesto de fraternidad, sororidad y heroísmo, mucho más que una tesis de grado, un documento para relevar un genocidio que tuvo como principal objetivo las mujeres que asumían puestos destacados en el proyecto popular, codo a codo con los compañeros varones. La Iglesia Católica conservadora bendijo a los fascistas y fue cómplice del aniquilamiento de jóvenes idealistas.
UN LIBRO QUE SE LEE, SE ESCUCHA Y SE BAILA
“La música era parte de un teatro personal y colectivo, que permitía por momentos consolar y transformar sentimientos e imágenes de la realidad secuestrada. La escena hilarante surge como una pasión que, de alguna manera, abre nuevas posibilidades a sus existencias heridas”
He terminado de leer Lolita Lola Memoria Sonora de Ex Prisioneras Políticas obra de Francisca Cornejo Ulloa, en donde se vuelcan los testimonios de mujeres que, siendo veinteañeras, fueron expresas políticas en la Correccional del Buen Pastor. Ellas son Gioconda Aguilera Altamirano, Leslie Olivares Bustamante, María Cristina Fuentealba Herrera, Patricia Pulgar Martínez, Silvia Lillo Robles, Elisa Serey Serey, Alicia Olea Salinas, Alicia Zúñiga Valencia y Rosa Zúñiga Antón.
Este libro debe ser leído y cantado en todas las escuelas de Chile, porque entrega no sólo los testimonios de mujeres jóvenes que fueron víctimas del fascismo a una edad llena de sueños, sino que lleva al lector a la emoción viva de esas presas políticas del Buen Pastor que logran dar a la música una connotación liberadora, sin aceptar la imposición de las monjas que querían volverlas a un rol obsecuente frente a la realidad social. Sus celadoras hacían vista gorda a las torturas y vejámenes que sabían se les había practicado a esa mujeres prisioneras, por simplemente ser consecuentes con sus ideas y sueños. La monjas buscaban volverlas al orden de sumisión del que nunca debieron salirse.
La música es sanación. Así, les sirve para integrar el coro y con ello poder tener un respiro al hacinamiento carcelario, su bullicio y procacidad. Tener un poco de silencio y de sol, ya eran un premio. Lograr respirar algo de jardín durante los ensayos del coro, ya era un alivio. El libro también muestra cómo la música va formando un encuadre a la rutina de la prisión, llevándolas a un escape espiritual que es un punto para anclar y no quebrarse. Bailar, reír, con desafíos de sobrevivencia en medio del horror vivido. El Canto Libre, el Canto Nuevo, la cumbia o el flamenco, son toboganes para seguir siendo libres. Sus cuerpos han sido flagelados por los verdugos cobardes, pero ellas siguen vivas y se ayudan unas a otras, en una sororidad adelantada. Es que este libro está escrito con la delicadeza y pudor de mujeres heroicas que no se victimizan. El libro omite describir los tormentos sufridos y deja un mensaje profundo de temple y coraje. En algún momento se dice: si la Violeta no se hubiese suicidado, estaría como nosotras o la habrían asesinado como a Víctor Jara. En el libro resuenan las canciones de la nueva trova, de Payo, del Gitano, de Silvio Rodríguez, junto al Porompompero, la Vaca Piedad, Don Goyo o Macondo. La música es como un papel celofán de colores, que permite atenuar ese presente de muerte y dolor, para poder mirarlo con esperanza y raspar la alegría en el fondo del alma.
Estamos hablando de un libro que cala profundo y nos lleva a esa Generación del 70, donde primaban los ideales, el ánimo generoso de familias que siendo pobres, con necesidades materiales, desarrollaban sus barrios con gran generosidad y un profundo compromiso social. Las vidas de estas jóvenes fueron tronchadas por el terror fascista el 11 de septiembre y sus cuerpos fueron debilitados después las torturas, pero mantuvieron la integridad de sus convicciones. En este ejercicio de memoria el dolor interno acumulado por 50 años ha podido en parte sanar, al echar afuera con una mirada positiva , lo que fuera su infierno, dejando en este libro un inmenso testimonio para las futuras generaciones.
Cuando se habla de Memoria Sonora, se entiende cómo, en cada canción liberadora que entonaban las presas, se iba bordando un refugio, que reducía el impacto de los gritos desgarradores o los ruidos amedrentadores que usaban los carceleros. Las canciones de esa compañera virtuosa, les permitía escapar, a través del canto, de esa rutina que buscaba quebrarlas. Este libro está escrito desde lo femenino y esto significa que refleja fielmente las sensaciones de estas mujeres que se jugaron por sus sueños y que fueron cruelmente reprimidas por el fascismo, sufriendo vejámenes y torturas, por el solo hecho de ser mujeres que eran inteligentes y luchaban por ideas y principios. Eso las convirtió en enemigas y trataron de aniquilarlas. Pero ellas pudieron desde lo femenino, a través del canto, la música, el baile, la risa, hacer una catarsis de esos dolores. Y lograron tender puentes de afecto hacia las presas comunes y ganaron su respeto.
Finalmente, es loable la forma como la autora se vincula con las ex presas políticas, que pueden haber sido su madre o abuela. Porque esa brecha generacional se rompe cuando la autora logra entender el pensamiento juvenil revolucionario de esa generación del 70, diezmada por el golpe de estado, con sus cuerpos doloridos, pero el espíritu vigoroso en resistencia.
02/09/2023
Hernán Narbona Véliz
Poeta, Escritor
Presidente SECH-V
Testimonio de una vergonzosa realidad represuva.
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